FORD GT40 1969. ESCALA 1:8
MONTAJE PASO A PASO
PLANETA DE AGOSTINI - ALTAYA
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Montaje paso a paso del Ford GT 40 de Planeta de Agostini en escala 1:8
El Ford GT40 de 1969 es una auténtica leyenda en el mundo del automovilismo deportivo y es especialmente recordado por su impresionante victoria en las 24 Horas de Le Mans en ese mismo año. Esta hazaña es parte de la historia de la competición automovilística y una de las gestas más emblemáticas de Ford en el mundo de las carreras.
El Ford GT40 fue un automóvil diseñado específicamente para competir en las carreras de resistencia, y su nombre hace referencia a su altura, que es de solo 40 pulgadas (aproximadamente 1 metro). En 1966, Ford logró su primera victoria en Le Mans con el GT40, y luego en 1967, el GT40 MK IV volvió a ganar en el circuito de La Sarthe. Sin embargo, en 1968, Ford no pudo mantener su racha ganadora en Le Mans, pero regresó con fuerza en 1969 con un equipo renovado y mejoras en el vehículo.
El Ford GT40 de 1969 estaba equipado con un motor V8 de 4.9 litros de capacidad y, en esa época, alcanzaba una potencia de alrededor de 450 caballos de fuerza. Esto lo hacía increíblemente rápido en las rectas de Le Mans y capaz de mantener un buen ritmo durante toda la carrera. Además, se habían realizado mejoras en la aerodinámica y la fiabilidad para asegurarse de que el automóvil fuera competitivo durante las 24 horas de competición continua.
La victoria en Le Mans en 1969 fue especialmente significativa porque marcó la última vez que Ford ganó la carrera en ese período, y fue una victoria convincente ya que los equipos de Ford ocuparon los tres primeros lugares en la clasificación general. El equipo ganador estaba formado por Jacky Ickx y Jackie Oliver, quienes condujeron el GT40 #6.
El legado del Ford GT40 de 1969 en Le Mans es un testimonio de la ingeniería y la destreza de Ford en el mundo de las carreras de resistencia. Este automóvil es un ícono indiscutible en la historia del automovilismo y sigue siendo un símbolo de la dedicación y la pasión de los fabricantes de automóviles por la competición. Su éxito en Le Mans en 1969 es un momento inolvidable en la historia del automovilismo deportivo y un recordatorio del poder de la innovación y la determinación en el mundo del automovilismo.
El Ford GT40 de 1969 es una auténtica leyenda en el mundo del automovilismo deportivo y es especialmente recordado por su impresionante victoria en las 24 Horas de Le Mans en ese mismo año. Esta hazaña es parte de la historia de la competición automovilística y una de las gestas más emblemáticas de Ford en el mundo de las carreras.
El Ford GT40 fue un automóvil diseñado específicamente para competir en las carreras de resistencia, y su nombre hace referencia a su altura, que es de solo 40 pulgadas (aproximadamente 1 metro). En 1966, Ford logró su primera victoria en Le Mans con el GT40, y luego en 1967, el GT40 MK IV volvió a ganar en el circuito de La Sarthe. Sin embargo, en 1968, Ford no pudo mantener su racha ganadora en Le Mans, pero regresó con fuerza en 1969 con un equipo renovado y mejoras en el vehículo.
El Ford GT40 de 1969 estaba equipado con un motor V8 de 4.9 litros de capacidad y, en esa época, alcanzaba una potencia de alrededor de 450 caballos de fuerza. Esto lo hacía increíblemente rápido en las rectas de Le Mans y capaz de mantener un buen ritmo durante toda la carrera. Además, se habían realizado mejoras en la aerodinámica y la fiabilidad para asegurarse de que el automóvil fuera competitivo durante las 24 horas de competición continua.
La victoria en Le Mans en 1969 fue especialmente significativa porque marcó la última vez que Ford ganó la carrera en ese período, y fue una victoria convincente ya que los equipos de Ford ocuparon los tres primeros lugares en la clasificación general. El equipo ganador estaba formado por Jacky Ickx y Jackie Oliver, quienes condujeron el GT40 #6.
El legado del Ford GT40 de 1969 en Le Mans es un testimonio de la ingeniería y la destreza de Ford en el mundo de las carreras de resistencia. Este automóvil es un ícono indiscutible en la historia del automovilismo y sigue siendo un símbolo de la dedicación y la pasión de los fabricantes de automóviles por la competición. Su éxito en Le Mans en 1969 es un momento inolvidable en la historia del automovilismo deportivo y un recordatorio del poder de la innovación y la determinación en el mundo del automovilismo.
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